miércoles, 6 de octubre de 2010

El individuo y el estado



Tras los procesos de organización a través de la historia de Grecia, nombrando a los romanos por crear el derecho humano, el individuo ha tomado gran importancia en la relación “Estado-individuo”.
Un individuo tiene mucho del Estado dentro de sí, mientras que un Estado está formado por individuos y no tiene otro poder que el recibido de múltiples decisiones individuales. Lo extraño y habitual en dicha relación es que uno habla mal del otro, por ejemplo, el individuo se queja del dominio y arbitrariedad del Estado, mientras que el Estado supone que la desobediencia y egoísmo de los individuos es parte de los “desastres políticos”. Dichas actitudes son irreversibles, por lo que siempre se busca encontrar un equilibrio entre el Estado y el individuo, a veces los individuos que tienen mejores dotes que otros y se aprovechan de quienes los carecen, en cambio, cuando el Estado excede mucho los individuos pierden autonomía, responsabilidad e iniciativa. Ambas actitudes son dañinas para la sociedad.   

El Estado es para los individuos. El individuo constituye la auténtica realidad, se hace referencia a los que conocido como individualismo, lo cual es una forma de comprender y colaborar con la sociedad, también es una forma de intervenir en la política. El individuo puede pertenecer a un grupo y/o participar de un grupo, hay dos maneras de formar parte a un grupo social: Pertenecer al grupo y Participar en él; la primera se caracteriza por una entrega del individuo incondicional a la colectividad tanto que se identifica con algunos valores de ésta, como por ejemplo pertenecer a la familia; cuando hablamos de la participación, nos basamos en algo mucho mas deliberado y voluntario: el individuo participa en un grupo social porque quiere y él decidió asociarse a dicho grupo, no se siente obligado a ser leal, pero si está consciente de tomar decisiones convenientes para él.

Lo importante, en el fondo, no es pertenecer a un grupo u otro, sino que todos pertenecen a la especie humana. De ahí proceden los derechos humanos, una serie de reglas universales para tratar a todos los hombres igualmente. Son sólo para humanos, pero para todos iguales. Los derechos son los más violados en todo el mundo, estos establecen que nadie es inferior que nadie, viva donde viva, sea como sea; no existen razas puras ni sangre azul, todos somos iguales si de derechos se habla.

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